En Samuguate, poblado del Gran Chaco boliviano, 38 familias luchan por preservar su territorio, sus costumbres y su lengua. Son los tapietes, que se niegan a la extinción.
En la comunidad de precarias viviendas, en el extremo sur fronterizo con Paraguay, conviven más de 190 indígenas que ocupan 24 mil hectáreas, tituladas como su propiedad colectiva desde abril de 2001.
Hoy los jóvenes de Samuguate se han visto forzados a emigrar de su territorio en el sureño departamento de Tarija. Es por falta de oportunidades e incluso de los alimentos de los que siempre vivieron en la comunidad.
Del extenso río Pilcomayo desapareció el sábalo, un pez determinante para la dieta y la forma de vida de los tapietes. Esto sucedió por malas políticas de canalización y repartición de sus aguas.
Pero en su territorio sobrevive una rica flora y fauna silvestre que ha sido sustento ancestral de este pueblo cazador, pescador y recolector.
Por eso los tapietes demandan a las autoridades nacionales extender su territorio a 59 mil hectáreas para desarrollar proyectos de apicultura, ganadería y ecoturismo, entre otros.
El capitán grande tapiete, José Luís Ferreira, resaltó que mantienen y respetan sus usos y costumbres, su lengua y su música. A cambio solo piden apoyo para un desarrollo digno y propio, sustentado en la economía de familia extendida, que siempre rigió sus destinos.(PÚLSAR/IPS)