Los guaraníes de la comunidad de Caigua no quieren recursos provenientes de la renta petrolera o de las compensaciones ambientales.
Para ellos, en el sureño departamento boliviano de Tarija, lo fundamental es proteger el agua, la riqueza de la que depende su forma de vida.
Los indígenas bloquean desde el 19 de octubre el ingreso de personal y maquinaria al pozo Caigua X1001, de la nacionalizada empresa YPFB Chaco. Así buscan evitar que se explore en el yacimiento situado en la parte baja del Parque Nacional Aguaragüe.
Allí está la represa que asegura el riego de 700 hectáreas de cultivos y abastece de agua a más de 15 comunidades.
Tomás Araray, capitán grande del Consejo de Capitanías Guaraníes de Tarija, dijo a IPS que el bloqueo seguirá hasta que se asegure totalmente que la exploración y explotación del yacimiento no afectará las aguas de la represa de Caigua.
Los guaraníes temen que el agua de la represa quede contaminada con los residuos petroleros, como ya sucedió con 20 pozos perforados en el parque y mal cerrados.
El resultado es que el agua de sus cercanías es turbia y aceitosa, no apta para el consumo humano y de animales.
El consorcio estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos se comprometió en un acuerdo a sellar los yacimientos y reparar los daños, pero la contaminación sigue palpable en el agua y en las riberas de esta serranía, convertida en parque nacional en 2000.
El Ministerio de Hidrocarburos acusó a los comuneros de “obstaculización al desarrollo”, mientras los indígenas replicaron que su movilización “es una defensa del agua”.
El presidente ejecutivo de YPFB, Carlos Villegas, subrayó a IPS que existe “un programa para solucionar los pasivos ambientales” y que serán “cuidadosos en la preservación del medio ambiente”, aseguró. (PÚLSAR/IPS)
Por Natalia Seas Yelma, enviada especial de IPS