Por Lucía Lagunes Huerta.
En medio de los actos conmemorativos por el 60 aniversario del voto femenino en México, vale la pena echarle un ojo a la reciente reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión para evitar que los medios de comunicación difundan contenidos discriminatorios.
Si bien la intención es buenísima, es una pena que se haya decidido pasar cuando esta ley está a punto de morir para dejarle paso a la Ley Federal de Telecomunicaciones, en la cual sin duda habrá que rescatar la propuesta original de 2002 e incluir que se eviten las transmisiones de estereotipos de género, pues una de las grandes dificultades en la construcción de la ciudadanía de las mujeres ha sido la perpetuación de los estereotipos de género en los medios de comunicación masiva.
De acuerdo con el Monitoreo Global de Medios, la paridad de las mujeres para ser nombradas en los medios de comunicación tardará por lo menos 40 años, esto siempre y cuando exista un incremento de 6 puntos porcentuales cada quinquenio.
Sin embargo, al hacer la disección de los medios, vemos que en el terreno político lograr la paridad tardará el doble, es decir 80 años, pues en la sección política la presencia de las mujeres es apenas de 19 por ciento y de 2005 a 2010 su incremento fue de 5 puntos porcentuales.
Si bien desde que se reconoció el derecho al voto de las mujeres las mexicanas hemos contado con representación política y desde 1982 en todas las elecciones presidenciales hemos contado con candidatas a la Presidencia, y hoy contamos con un incremento sustancial en el número de diputadas y senadoras, estos avances no necesariamente se reflejan en los medios de comunicación.
De acuerdo con el observatorio de medios realizado por CIMAC sobre participación política de las mujeres, en las pasadas elecciones presidenciales se evidencia que a las mujeres políticas se les sigue reflejando en los medios por su vestimenta o aspecto físico; por su papel tradicional de mujer, es decir, como madre, esposa, responsable de la familia; por una supuesta ausencia de liderazgo o por una aparente impotencia en el ejercicio del poder.
Esta perpetuación de los estereotipos de género en los medios de comunicación ha servido de freno para el desarrollo pleno de la ciudadanía de las mujeres y el goce de sus Derechos Humanos.
Que el pasado 19 de septiembre el Pleno de la Cámara de Diputados aprobara la reforma a la Ley de Radio y Televisión para evitar la transmisión de influencias nocivas o perturbadoras al desarrollo armónico de la niñez y la juventud, así como la difusión de contenidos discriminatorios de acuerdo con la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, es un avance. Tardío, sin duda, pues la propuesta esperaba desde hace 11 años.
Esta disposición legislativa debe concretarse en la ley secundaria que actualmente se discute para darle cuerpo a la Ley de Telecomunicaciones y Radiodifusión, en la cual se debe reconocer el derecho de las audiencias y el papel social de los medios de comunicación al servicio de la ciudadanía, de la cual también forman parte las mujeres.
Nosotras como ciudadanas y audiencia tenemos que estar alertas a ello y seguir, como dice la experta Beatriz Solís, los tres pasos mínimos de la ciudadana convertida en audiencia: conocer, evaluar y denunciar, o reforzar para transformar los medios que hoy tenemos en medios respetuosos de nuestra dignidad. (CIMAC NOTICIAS)