El pasado domingo se realizó la primera elección en Brasil donde se cumplió la exigencia de cuotas proporcionales de un 30 por ciento para los escaños parlamentarios, tanto la diputación federal como la estatal.
Un primer resultado es que las mujeres aumentaron ligeramente su participación en el Congreso brasileño. Ahora, son 51 mujeres diputadas federales, mientras que en 2010 eran solo 45, de un total de 513 escaños.
Aún así, la representación femenina sigue siendo baja.
En Piauí, Tocantins, Roraima, Rondônia, Maranhao y Paraná, las mujeres ocuparon el primer lugar en número de votos.
El crecimiento, sin embargo, está lejos de ser suficiente para considerar que existe un equilibrio de género entre los representantes.
Por otra parte, la proporción de mujeres de los partidos de centro-derecha y derecha es significativamente mayor que las representantes de los partidos de centro-izquierda y de izquierda.
Esta mayor presencia de parlamentarias de derecha significaría que el Congreso no apoyaría las directrices relacionadas con la agenda feminista, como por ejemplo, la despenalización del aborto.
En el Senado brasileño, que es una instancia superior, no se aplicó la ley de cuotas. De los 27 senadores elegidos, solo 5 son mujeres, es decir el 19 por ciento.
Esto representa un aumento con respecto a 2010, cuando el número de mujeres senadoras electas fue del 12 por ciento.
Para el cargo de gobernador, donde tampoco se aplica la ley de cuotas, ninguna mujer fue elegida en dicha cargo y sólo una se encuentra participando para una segunda vuelta electoral.
Como señalan algunas investigaciones, hay una suma de factores que limitan el acceso de las mujeres a los cargos públicos.
Por ejemplo, la dificultad en la obtención de un financiamiento para la campaña política y la mala distribución de los fondos partidarios, así como el poco tiempo de publicidad en la radio y la televisión. (Púlsar Brasil / Carta Capital)