Para algunos pueblos, la placenta debe retornar a la comunidad después del parto. Para otros, es importante que la gente nazca y muera en su tierra. En ciertas aldeas existen cuidados especiales para las mujeres embarazadas, como cortes de cabello y pinturas.

Por este motivo, el Departamento de Salud Indígena de la estatal Fundación Nacional de Salud (Funasa) tiene directrices generales de salud materno-infantil, pero también otras específicas para los pueblos indígenas.

Se trata de "cuidados interculturales", que incluyen el respeto a los sanadores, o "pajés", chamanes y parteras tradicionales, y a la medicina natural.

Sin embargo, el grupo feminista Curumim, del nordestino estado de Pernambuco, señala que el Ministerio de Salud debería establecer "directrices más firmes" para el sistema de salud indígena.

Aseguran que hay personal médico y de enfermería que no respeta las culturas locales, pese a las orientaciones generales que recibe.

Para afinar esta política, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva estableció la Secretaría Especial de Salud Indígena en el ámbito del Ministerio de Salud. Esto jerarquizará las funciones asumidas hasta ahora por la Funasa.

El programa de salud materna indígena fue concebido con antropólogos, sanadores tradicionales, parteras y jefes espirituales nativos. Esto porque cada etnia tiene una concepción de salud integral que incorpora dimensiones espirituales.

Según la Funasa, la mortalidad infantil se redujo en 40 por ciento entre los indígenas desde 1999, como parte de un proceso largo, que debe vencer barreras culturales de uno y otro lado.

Pero las muertes infantiles por infecciones digestivas y respiratorias son mucho más elevadas entre los nativos que en el resto de la población.(PÚLSAR/IPS)