Hoy, día mundial de la libertad de prensa saludamos a las miles de radios comunitarias que ejercen su derecho a comunicar. Son emisoras que hacen este ejercicio en diversas condiciones, poniendo en común ideas y creencias que se transforman en innovadores procesos comunicativos. Radios comunitarias hechas por mujeres, comunidades indígenas, colectivos de jóvenes, de zonas rurales y urbanas.
Para AMARC, las libertades de expresión y comunicación son derechos humanos fundamentales, reconocidos por tratados internacionales, que deben ser garantizados como tales por todos los Estados democráticos. Estos derechos, incluido el acceso justo y equitativo a los medios de comunicación deben protegerse y extenderse en el contexto de los rápidos cambios en las tecnologías de la información y de la comunicación (TICs).
En los últimos años se han producido intensos debates en distintos países y regiones por nuevas normativas en materia de radiodifusión comunitaria, insertos en un contexto de convergencia tecnológica y digitalización, y de una tendencia preocupante hacia la concentración de medios de comunicación.
En algunos países existen avances legislativos para las radios comunitarias , sin embargo, en muchos otros se mantiene un sistema regulatorio que viola flagrantemente la libertad de expresión.
Junto a las redes de promoción y defensoría de la libertad de expresión hemos denunciado las prácticas discrecionales y discriminatorias en la adjudicación de frecuencias, donde no se establecen límites a la concentración de la propiedad , se imponen barreras a las comunidades indígenas, organizaciones sociales y de mujeres para alcanzar un acceso equitativo , o bien, existen limitaciones técnicas y económicas que impiden su desarrollo comunicacional, situación que deriva, la mayoría de las veces, en el silenciamiento de voces diversas.
Es por eso, que para la Asociación Mundial de Radios Comunitarias, Amarc , la perspectiva de los derechos humanos es central para formular y guiar las reformas y discusiones normativas, ya que ofrece un horizonte alternativo a las perspectivas de carácter puramente técnico o económico.
El movimiento de radios comunitarias tiene una larga trayectoria en la defensa del derecho a la comunicación. A nivel mundial los marcos regulatorios de la radiodifusión han perfeccionado la administración de las concesiones como bienes de mercado, favoreciendo la concentración de la propiedad en pocas manos. Por eso insistimos que la justa distribución de frecuencias de radio es un principio orientador con el que se mide el grado de libertad de expresión y de respeto a los derechos humanos en un país.
Como lo afirman los distintos informes de la relatoría de libertad de expresión de la Naciones Unidas, la radiodifusión comunitaria debe estar “expresamente reconocida como una forma diferenciada de los medios de comunicación”, beneficiada por “procedimientos equitativos para la obtención de licencias” y permitiéndoles acceso a recursos económicos.
AMARC
Montreal, 3 de mayo de 2013.