El próximo 30 de noviembre, representantes de 195 países se darán cita en París, Francia, para participar en la vigésimo primera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, más conocido como la COP 21.
El objetivo de la COP 21 es llegar a un acuerdo universal, que comprometa legalmente a los países firmantes a tomar medidas para revertir el cambio climático.
Este convenio, reemplazará al Protocolo de Kioto, firmado en 1997, porque la realidad ha cambiado y el panorama es poco prometedor.
Si bien, muchos mandatarios latinoamericanos han confirmado su asistencia a la COP 21, no está claro que vayan a dar frutos los esfuerzos desplegados los integrantes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños – CELAC, para lograr una propuesta conjunta y fuerte.
En la última reunión de la CELAC, celebrada el último 6 de noviembre en Quito, Ecuador, se concluyó que el cambio climático es una amenaza global, de la cual los principales responsables no son los países de América Latina y el Caribe, sino las principales potencias industriales.
Sin embargo, el pacto de París busca incluir a todos los países independientemente de su nivel de riqueza para que las responsabilidades de lucha contra el calentamiento sean comunes y diferenciadas a la vez.
Esa es tal vez la principal diferencia entre la COP 21 de Paris y las anteriores citas mundiales por el cambio climático.
Los asistentes al evento de París deben alcanzar y comprometerse en un acuerdo que busque un futuro donde no se emitan a la atmósfera gases de efecto invernadero. Es urgente frenar el cambio climático, pues de esto depende la supervivencia del planeta. (Sandra Herrera Antay – Asociación Mundial de Radios Comunitarias – AMARC).