Sebastián Piñera cumplió su promesa de campaña y vendió hace días el periódico del Estado.
La redacción del diario venía reclamando desde la década del 90 que se transformara en un medio público, a través de la figura de una empresa autónoma del Estado, con un directorio pluralista.
El mandatario cumplió su amenaza a través de un calculado procedimiento de disolución y liquidación de la empresa que se demoró prácticamente cuatro años. Este proceso inició en 2010, cuando se decidió el cierre de la edición en papel.
Como se trataba de una empresa mixta, la apuesta del Ejecutivo consistió en desvalorizar los activos para obligar a los socios privados a aceptar la venta.
De este modo, desde el 27 de enero, luego de 97 años de historia, el diario La Nación quedó en manos de la Consultora Novoa y Compañía Limitada.
Hasta ahora se desconoce cuál es la intención de los nuevos propietarios respecto de la gestión del medio de comunicación.
Durante la subasta pública sólo hubo dos oferentes. El otro interesado, el periódico electrónico El Mostrador, calificó todo el proceso como poco transparente.
Este medio señaló que la comisión liquidadora estaba encabezada por personas de directa confianza del Presidente de la República.
El Gobierno anunció la privatización de La Nación mientras se conocía del fallo de La Haya sobre el conflicto marítimo con Perú.
En paralelo, el archivo histórico del medio fue vendido sin licitación a la Universidad Diego Portales.
Periodistas de La Nación han señalado que la privatización del periódico del Estado se trató de una venganza política anunciada hace cinco años por Piñera, quien consideró que el gobierno de Michelle Bachelet había utilizado el diario para favorecer al entonces candidato presidencial Eduardo Frei Ruiz-Tagle.(RADIOTIERRA/PÚLSAR)