El taller está en Palo Solo, una comunidad con altos índices de pobreza y marginación, incrustada en una barranca del municipio de Huixquilucan, a dos horas del centro de Ciudad de México.

Son dos decenas de mujeres que se afanan en cortar y doblar tiras de papel laminado para luego trenzarlas con una técnica para tejer hojas de palma del pueblo nahua, descendiente de los aztecas.

Los productos Mitz se venden en Alemania, Bélgica, España, Estados Unidos, Gran Bretaña e Italia a precios que van de 15 a 140 dólares. Los ingresos permiten la autosuficiencia económica de las 50 cooperativistas y sus familias.

Estas ventas financian la Casa de los Niños de Palo Solo. Se trata de la única escuela de México para la población pobre que sigue el método de enseñanza Montessori. Fue construida hace más de 20 años sobre lo que antes fue un vertedero.

Desde el nacimiento de Mitz hace siete años, 2 mil 500 niños y niñas de la comunidad fueron becados. Esto gracias al reciclaje de más 40 toneladas de residuos industriales.

La Fundación Mitz tiene el lema "tejiendo el porvenir".

Mitz logró que firmas transnacionales como Mars, Pepsico, Terracycle y Starbucks les donen sus residuos.

La alianza con Mars fue además decisiva para vender los productos en las tiendas M&M en las ciudades de Nueva York, Orlando y Las Vegas, en Estados Unidos.

Hasta ahora, según datos de la fundación, se han vendido más de 150 mil productos, que generaron más de un millón de dólares de ingresos. Esto indica un crecimiento de la producción de 50 por ciento en los últimos cuatro años.

La mitad de las ganancias se dividen entre las artesanas sin distingo alguno. Además, 20 por ciento se entrega a la escuela, otro 20 por ciento a costos de manufactura y 10 por ciento a gastos operativos.

El modelo Mitz conjuga el comercio justo y las energías renovables con la contribución a la autosuficiencia, la solidaridad y la educación.(PÚLSAR/IPS)