La Guardia Indígena del norte del Cauca había otorgado un plazo hasta la medianoche del pasado lunes para que el Ejército y las FARC se retiren de sus territorios.

Sin embargo, los militares colombianos expresaron que sólo se retirarían del lugar con una orden presidencial.

Por tal motivo, las autoridades indígenas comenzaron a desmantelar las trincheras militares por la fuerza.

Antes de producirse esta evacuación, los uniformados realizaron disparos y arrojaron gases lacrimógenos con la intención de acorralar a los indígenas y evitar su avance.

Tras el desalojo, el Gobierno colombiano informó que enviará nuevas tropas a la zona.

Unos 5 mil originarios participaron en la destrucción de las trincheras del Ejército, la Policía y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). 

Vale decir que esta acción forma parte del rechazo al conflicto armado en el departamento del Cauca entre el Ejército y la guerrilla colombiana.

Los habitantes de los municipios de esa región han quedado atrapados en el fuego cruzado cotidiano entre ambos grupos armados.

Estos enfrentamientos causaron el desplazamiento de unos 600 pobladores de las comunidades indígenas hacia sitios más seguros. (PÚLSAR)