(Documento leído en mayo de 1998 en San Andrés Tololtepec, Guerrero, México, por el Consejo 500 Años de Resistencia Indígena).

¿A quién le molesta la dignidad que cobro voz en Bolivia? ¿Quién le tira bala a los silenciados por más de 500 años? ¿Quién busca llenar de tumbas el sueño justo de igualdad entre los hombres?

La respuesta esta en el sistema capitalista y en el lucro espectacular que el mercado ha permitido a empresarios y terratenientes, no solo en Bolivia si no en toda nuestra América Latina.

Dueños del terror y la impunidad, consideran que Bolivia es una buena vidriera para ahogar las esperanzas de un pueblo que solo pide tierra para producir, agua, energía, alimentos, salud, educación y trabajo, una herencia que, según los que se llaman los dueños del país, pareciera no les corresponde.

Pero Bolivia no esta sola, es el México en Lacandora que hizo visible las demandas indígenas y de los campesinos. Son las fábricas recuperadas por los trabajadores en la Argentina. Son las tierras que vuelven a ser productivas en Brasil en manos de los Sin Tierra. Es la revolución agraria que los movimientos campesinos en Paraguay saben irreversible. Son los levantamientos indígenas de Ecuador que sostienen una nueva constitución en donde se termina con los marginados de siempre. Es Venezuela, Cuba, Nicaragua… es la América que se une sin sellos del MERCOSUR, sino con aires de esperanza de poner fin a tanta miseria, pobreza y hambre.

Son las voces de los sin voz multiplicándose en las radios orgullosamente del pueblo, comunitarias, alternativas, alterativas que, con otras palabras, mas fuerte que nunca, coinciden con las del CHE: “Si no hay café para todos, no habrá para nadie”.

Quizás eso preocupe al sistema y se cobre 20 vidas en Bolivia para arrancar el silencio. O amenace y destruya, como denuncian desde AMARC – Bolivia, a decenas de radios campesinas. Pero cuando la dignidad se pone de pie es difícil de doblegarla.

Desde AMARC Argentina nos solidarizamos con el pueblo boliviano que sin tanques, ni soldados, que sin balas, ni picanas, sino democráticamente, eligió el camino por donde debe seguir la historia para asegurar la dignidad de todos.

Repudiamos los hechos de violencia cargados de racismo y discriminación por parte de minorías históricamente aliadas de dictaduras y democracias privatizadoras.

Denunciamos la violación del derecho a la libre de expresión con el cierre de radios campesinas por parte de estos grupos.

Y hacemos un llamamiento a los gobiernos de América Latina para que apoyen, decididamente, al gobierno democrático de Evo Morales.

La voz del pueblo es clara, contundente, irreversible. No puede no ser escuchada.