En general todos los participantes hablaron de la imposibilidad de los gobiernos locales para incidir acerca de qué hacer en las bases militares estadounidenses, debido a que éstas se plantean como territorio autónomo.

Asímismo, ni siquiera las declaraciones de las Naciones Unidas tienen fuerza suficiente como para hacer que Estados Unidos detenga la política de instalación de bases mlitares.

La mesa de debate se centró en los efectos contaminantes que tienen estas bases en la población, en todos los casos se informó el número ascendente de enfermos de cáncer provocado por los materiales explosivos y la contaminación del medio ambiente.

El caso de Puerto Rico y la base de Vieques, una isla al este de ese país, el movimiento popular logró que se desaloje a la marina, en 2003, luego de más de 60 años de permanencia, sin embargo la limpieza del lugar de elementos explosivos, aún no se realizó y el Gobierno de EEUU no se hace cargo de esa responsabilidad.(PÚLSAR)